Nuestra Misión Santa María Eufrasia Pelletier creía en la Buena Nueva, que Dios era como un Pastor bondadoso. El Cristo del Nuevo Testamento revela a Dios como ABBA (el Padre), cuyo amor para nosotros no tiene límites, nos creó con dignidad en su Propia imagen. María Eufrasia tenía el valor de actuar siempre de acuerdo con esta misma misión: amar y respetar la dignidad de cada persona como hijo de Dios. Las Hermanas del Buen Pastor acuden a cada individuo con el mismo cuidado que Jesús, el Buen pastor. Nos guía el principio que “Una persona vale más que un mundo”. A través de la contemplación y la acción nuestra misión de reconciliación nos lleva actuar con justicia y paz. Hacemos un cuarto voto de fervor, el corazón de nuestra vocación del Buen Pastor. Esto nos lleva a buscar a los lesionados, a los que el mundo ha dejado atrás. Ministramos en todas las áreas de servicios humanos, con atención especial enfocado a las necesidades de las mujeres y los niños. Un Hermana del Buen Pastor puede expresar su fervor por el pueblo de Dios bien como hermana apostólica o contemplativa. ¿Te está llamando Dios para que ames con el de un Buen Pastor?