Este valor clave del Buen
Pastor se refleja en nuestro lema, “Una persona
vale más que un mundo”. Nuestra misión
nos llama a solidarizarnos con los que de alguna manera
se encuentran “perdidos”; los que no tienen
poder, que no cuentan en la sociedad, que son las “personas
anónimas” en el mundo de hoy. Nuestro cuarto
voto de fervor nos define como las que existimos para
estos “otros”, a los que Jesús, el
Buen Pastor, dijo que Él conocía, a quienes
llamó por sus nombres, a los que amaba, y por
los que entregó Su vida. Hay una claridad ardiente
en nuestra misión del Buen Pastor, y es su fuerza
motriz: nuestro cuarto voto de fervor. Esta misión
coloca al individuo en riesgo o excluido de cualquier
manera en el corazón de nuestros ministerios.
No es sorprendente que el tema del tráfico de
personas surgiese con máxima prioridad en nuestra
Declaración de Dirección del Capítulo
General en 2003, que guía a la Congregación
entera durante los próximos seis años.
Otra manera de describir una Declaración de Dirección
es hablar de ella como una manera de “soñar
nuestro mejor sueño juntas a beneficio de una
humanidad que sufre”. Destacó que “los
pobres se están empobreciendo y los ricos se están
enriqueciendo, que se explota a y se trafica con las
mujeres y los niños; y quedan a un lado y excluidos
los emigrantes, los refugiados, los pueblos indígenas,
los intocables, y muchos más.” En respuesta,
las Delegadas, de parte de todas nosotras, se comprometen
a “estar presente en los márgenes: tomar
como opción preferente a los pobres dando prioridad
a las mujeres y niños explotados y traficados.”
El trabajo de nuestra Hermana del Buen Pastor Helene
Hayes sobre el asunto del tráfico de personas
le llevó a diseñar e implementar un proyecto
de investigación patrocinado por la Congregación
que le llevó a Sri Lanka, Tailandia, las Islas
Filipinas, Bélgica, París, Milán
y Palermo para entrevistar a mujeres traficadas. Escogió estos
países específicamente en el Sureste de
Asia y en Europa porque Hermanas del Buen Pastor ya tienen
relación con y ayudan a mujeres traficadas en
cada una de estas localidades, bien en nuestros propios
programas del Buen Pastor u otros programas afines que
sirven a mujeres traficadas. Este proceso facilitó su
acceso a las mujeres traficadas y redujo la posibilidad
de que las entrevistas volverían a traumatizar
a las mujeres. (La muestra de estudio en los Estados
Unidos se está investigando actualmente). Los
factores variables estudiados eran “adaptación
social y emocional”, “vida antes de ser traficada”, “la
experiencia de ser traficada”, y “la vida
después de ser traficada”. Utilizó dos
herramientas para la investigación; una entrevista
estructurada de mujeres traficadas, y una entrevista
estructurada de Informantes Principales o personas que
suministraban servicios que hacían preguntas similares
a las del cuestionario para mujeres traficadas. Sin embargo,
se añadieron varias preguntas que versaban sobre
las “Mejores Prácticas” de efectuar
el tratamiento, y cuestiones legales y políticas
relevantes y específicas a sus países.
En cada localidad fue acompañada por una Hermana
o empleada del centro que conocía a las mujeres,
sabía el idioma principal que hablaban, y también
sabía inglés para servir de intérprete.
La meta de esta investigación es llegar a publicar
un libro que pondrá en primer plano las voces
de estas mujeres traficadas, las mujeres más calladas
y desconocidas del mundo. La investigación llevada
a cabo cuidadosamente hará difícil para
los gobiernos y las personas individuales evitar encararse
con esta violación terrible, global, de los derechos
humanos. La consideración de las mujeres traficadas
como seres humanos completos puede ser un primer paso
hacia un cambio necesario del conocimiento de los hechos
y de las conciencias.
Lo que se juega en el asunto del tráfico humano
de una manera muy severa, es nuestra creencia fundamental
que ser cada ser humano tiene un valor y dignidad infinitos,
no es un objeto que se puede comprar y vender para ganar
dinero en un mercado clandestino. Martin Luther King
Jr. nos recuerda que “nuestras vidas empiezan a
acabarse el día que nos callamos sobre las cosas
que importan”. El tráfico humano es un alarido
duro, escalofriante en nuestra época, que tiene
una profunda importancia y al que hay que dar una respuesta.
Para leer un relato más completo sobre la investigación
de la Hermana Helene Hayes, puedes leer el artículo
original de las Noticias del Buen Pastor No. 181, noviembre,
2005, en http://www.buenpastorint.org/www/media/gsn181.pdf
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