El Tráfico Humano

Durante nuestros 170 años de existencia y en cada uno de los 71 países donde estamos, constantemente procuramos analizar en cada era y cultura sucesiva, quiénes son “los perdidos”; los pobres, los marginados, los rechazados, los heridos por la vida y excluidos de participar plenamente.

La misión se impulsa gracias a una idea inalterable: que cada ser humano es sagrado.

Este valor clave del Buen Pastor se refleja en nuestro lema, “Una persona vale más que un mundo”. Nuestra misión nos llama a solidarizarnos con los que de alguna manera se encuentran “perdidos”; los que no tienen poder, que no cuentan en la sociedad, que son las “personas anónimas” en el mundo de hoy. Nuestro cuarto voto de fervor nos define como las que existimos para estos “otros”, a los que Jesús, el Buen Pastor, dijo que Él conocía, a quienes llamó por sus nombres, a los que amaba, y por los que entregó Su vida. Hay una claridad ardiente en nuestra misión del Buen Pastor, y es su fuerza motriz: nuestro cuarto voto de fervor. Esta misión coloca al individuo en riesgo o excluido de cualquier manera en el corazón de nuestros ministerios.

No es sorprendente que el tema del tráfico de personas surgiese con máxima prioridad en nuestra Declaración de Dirección del Capítulo General en 2003, que guía a la Congregación entera durante los próximos seis años. Otra manera de describir una Declaración de Dirección es hablar de ella como una manera de “soñar nuestro mejor sueño juntas a beneficio de una humanidad que sufre”. Destacó que “los pobres se están empobreciendo y los ricos se están enriqueciendo, que se explota a y se trafica con las mujeres y los niños; y quedan a un lado y excluidos los emigrantes, los refugiados, los pueblos indígenas, los intocables, y muchos más.” En respuesta, las Delegadas, de parte de todas nosotras, se comprometen a “estar presente en los márgenes: tomar como opción preferente a los pobres dando prioridad a las mujeres y niños explotados y traficados.”

El trabajo de nuestra Hermana del Buen Pastor Helene Hayes sobre el asunto del tráfico de personas le llevó a diseñar e implementar un proyecto de investigación patrocinado por la Congregación que le llevó a Sri Lanka, Tailandia, las Islas Filipinas, Bélgica, París, Milán y Palermo para entrevistar a mujeres traficadas. Escogió estos países específicamente en el Sureste de Asia y en Europa porque Hermanas del Buen Pastor ya tienen relación con y ayudan a mujeres traficadas en cada una de estas localidades, bien en nuestros propios programas del Buen Pastor u otros programas afines que sirven a mujeres traficadas. Este proceso facilitó su acceso a las mujeres traficadas y redujo la posibilidad de que las entrevistas volverían a traumatizar a las mujeres. (La muestra de estudio en los Estados Unidos se está investigando actualmente). Los factores variables estudiados eran “adaptación social y emocional”, “vida antes de ser traficada”, “la experiencia de ser traficada”, y “la vida después de ser traficada”. Utilizó dos herramientas para la investigación; una entrevista estructurada de mujeres traficadas, y una entrevista estructurada de Informantes Principales o personas que suministraban servicios que hacían preguntas similares a las del cuestionario para mujeres traficadas. Sin embargo, se añadieron varias preguntas que versaban sobre las “Mejores Prácticas” de efectuar el tratamiento, y cuestiones legales y políticas relevantes y específicas a sus países. En cada localidad fue acompañada por una Hermana o empleada del centro que conocía a las mujeres, sabía el idioma principal que hablaban, y también sabía inglés para servir de intérprete.

La meta de esta investigación es llegar a publicar un libro que pondrá en primer plano las voces de estas mujeres traficadas, las mujeres más calladas y desconocidas del mundo. La investigación llevada a cabo cuidadosamente hará difícil para los gobiernos y las personas individuales evitar encararse con esta violación terrible, global, de los derechos humanos. La consideración de las mujeres traficadas como seres humanos completos puede ser un primer paso hacia un cambio necesario del conocimiento de los hechos y de las conciencias.

Lo que se juega en el asunto del tráfico humano de una manera muy severa, es nuestra creencia fundamental que ser cada ser humano tiene un valor y dignidad infinitos, no es un objeto que se puede comprar y vender para ganar dinero en un mercado clandestino. Martin Luther King Jr. nos recuerda que “nuestras vidas empiezan a acabarse el día que nos callamos sobre las cosas que importan”. El tráfico humano es un alarido duro, escalofriante en nuestra época, que tiene una profunda importancia y al que hay que dar una respuesta.

Para leer un relato más completo sobre la investigación de la Hermana Helene Hayes, puedes leer el artículo original de las Noticias del Buen Pastor No. 181, noviembre, 2005, en http://www.buenpastorint.org/www/media/gsn181.pdf

 
Arriba | Casa | Para contactarnos