2 Maneras de Vivir

Las Hermanas Apostólicas del Buen Pastor nos comprometemos a escuchar a las voces cansadas, muchas veces silenciosas de los pobres y los desaventajados -- sobre todo de las mujeres y los niños y después buscar remedios sobre lo que oímos.

Nuestros corazones se forman y se enternecen gracias a la gente a la que servimos. Confrontamos directamente las “estructuras de nuestro mundo, que rebajan la dignidad de la persona humana.”

Vemos la cara de Dios sufriendo en el inmigrante indocumentado o la prostituta despreciada, y escuchamos la risa de los ángeles en familias que hemos reconciliado. En vez de pensar tristemente en una oportunidad perdida, comenzamos de nuevo con lo que haya a mano, no importa su tamaño, como el brillo de una estrella en un charco embarrado.

Nos enfocamos en las mujeres que tienen ganas de aprender la merced y la compasión del corazón del Pastor, a cuyo corazón volvemos una y otra vez para fortaleza, dirección y consuelo.

Los ministerios y servicios de las Hermanas del Buen Pastor son muchos y variados porque nuestro deseo de servir sólo se limita por los muros de nuestro mundo en crecimiento. ¿Has visto hasta dónde llega su extensión?

 
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