sus
Hermanas Apost�licas. En una vida de presencia
contemplativa ante Dios y para cada persona, las Hermanas
viven en comunidad, y juntas crean un espacio sagrado
donde las necesidades de todos se traen al coraz�n
del Pastor. Mientras escuchan la Palabra de Dios y los
llantos de sufrimiento de la humanidad, anhelan penetrar
el mundo con el silencio que es capaz de ver el cuidado
y cari�o de Dios para todo y todos. Su sue�o
es ayudar a construir un mundo que nutre la compasi�n
y la reconciliaci�n.
�Qu�
es ser una contemplativa?
Una
manera f�cil de describirlo es decir, “Es
una mirada larga y amorosa a la vida, al universo y a
toda la creaci�n en la presencia de Dios que sabemos
es el Amor sin l�mite.” �C�mo
se manifiesta en la vida diaria? Cuando permitimos que
la inmensidad del mar calme nuestros corazones y libere
nuestros esp�ritus y cuando reconocemos que estamos
conectados a cada estrella y a cada cara humana, contemplamos
el misterio de Dios. Cuando nos sumergimos plenamente
en el Evangelio y dejamos que nuestros corazones y mentes
sean amoldados por la vida, muerte y resurrecci�n
de Cristo, y cuando estamos en una relaci�n �ntima
con nuestro Dios de amor. Todo esto suena estupendo; en
realidad nos rebelamos cuando nos enfrentamos con una
realidad que quisi�ramos fuese distinta, que nos
gustar�a modificar, controlar o manipular seg�n
nuestras propias ideas, nuestra propia manera de ver las
cosas. Para ser una Contemplativa, y todo el mundo tiene
dentro de s� mismo la capacidad de serlo, tenemos
que llegar a autoconocimiento que asusta y libera a la
vez. Tenemos que aprender a entregarnos y ceder ante un
Dios al que no comprendemos la mayor�a de las veces,
�pero nos atrevemos a fiarnos! Nos rendimos. Creemos
en la Palabra de Dios y cuidamos del mundo de Dios sin
buscar nada a cambio. Nos aceptamos a nosotras mismas
tal como somos. Tambi�n somos como tierra revuelta
que yace en la espera de las semillas de la transformaci�n,
confiadas en que Dios las llevar� a florecer en
nosotras.
Cada
cristiano es llamado por el Evangelio a hacer consciente
al mundo de la presencia de Dios, vivo y activo dentro
de s� mismos en todas las circunstancias, acontecimiento
y situaci�n, no importa lo malo que sea, cuanto
dolor trae. Este despertar trae una paz y alegr�a,
una seguridad y bienestar que no puede dar este mundo.
Una comunidad contemplativa nutre esta presencia con una
vida de oraci�n y estudio, caracterizada por la
sencillez y por ayudar a los dem�s a darse cuenta
de la profundidad de su comuni�n humana en la familia
de Dios y en toda la creaci�n. Las comunidades
contemplativas creen que una de las maneras ya comprobadas
m�s eficaces de traer el amor y paz de la reconciliaci�n
con Dios al mundo es a trav�s de una vocaci�n
contemplativa sostenida todos los d�as por un ritmo
de oraci�n, trabajo y descanso. Esta estructura
se equilibra con la hospitalidad y bienvenida a los hu�spedes
y por una voluntad de rezar por y con otros.
La
opci�n preferente de la Congregaci�n por
la justicia social y la paz se vive por las Hermanas Contemplativas
con una actitud de inclusivismo. Ninguna persona ni preocupaci�n
humana est� jam�s fuera de su alcance e
inter�s, sobre todo aquellos que son atendidos
por las Hermanas Apost�licas. La desigualdad de
la econom�a global y las estructuras opresivas
que feminizan la pobreza, naciones en guerra y las armas
nucleares, son los temas de su trabajo. Adem�s,
cualquier que sean las tareas que emprenden, por ejemplo,
las tarjetas que crean, modificando los panes que empaquetan
o la m�sica que componen, tejen juntas los varios
hilos del mundo, siempre pensando en los que se sienten
rechazados y solos.
Para
solidarizarse con los pobres, las Hermanas Contemplativas
se dedican a una variedad de tareas tales como coser vestimentas
lit�rgicas y manteler�a usada en las iglesias,
fabricando jabones y golosinas sin aditivos, bordando
jers�is, haciendo mantas a ganchillo y empaquetando
hostias para las parroquias. Tambi�n hacen colchas,
arreglos florales, coronas, marcos y tarjetas. Todo esto
se vende en sus tiendas de regalos y en ferias parroquiales.
El
sue�o que dirige la acci�n
En
1825, cuando Mar�a Eufrasia Pelletier pensaba en
nuevas maneras de hacer renacer la merced tierna de Dios,
se le ocurri� que hab�a mujeres que permit�an
que Dios les hallase y para quienes Dios quer�a
el regalo m�s grande que se puede dar, una vida
�ntima y amistosa como la que tuvo Jes�s
con su Padre. As� naci� la visi�n
de Mar�a Eufrasia para fundar la rama contemplativa
del Buen Pastor.
Santa
Mar�a Eufrasia tom� a Santa Mar�a
Magdalena como modelo para su nueva comunidad contemplativa.
Esperaba que las Hermanas volcar�an sus vidas hacia
Dios y los dem�s. Les urgi� a buscar la
�nica cosa necesaria - escuchar, como verdaderas
disc�pulas, las palabras de Jes�s. Santa
Mar�a Eufrasia so�� que igual que
Mar�a Magdalena fue la primera ap�stol de
la Resurrecci�n, sus Contemplativas siempre anunciar�an
a todos el amor de reconciliaci�n de Dios.
Hoy
d�a, las Contemplativas sostienen el sue�o
de Mar�a Eufrasia como una luz en el cielo nocturno.
Como ella en 1825, buscamos nuevas maneras de dar a luz
y dar vida al cuidado infinito de Dios para todos pero
especialmente para las mujeres y ni�os desechados
a la periferia de nuestro mundo dolido. Libremente nos
unimos con las mujeres que sufren y los ni�os mal
nutridos y mal servidos y humildemente unimos nuestras
s�plicas a las suyas para alivio de un Dios de
salvaci�n. Mientras mantenemos nuestro espacio
sagrado para nutrir nuestra relaci�n con Dios,
procuramos entender c�mo podemos ser una presencia
visible en nuestra iglesia local y ser un signo del cuidado
y presencia verdadera de Dios.
Si
Tienes Sue�os…
-
Le�ste el Sue�o que dirige nuestra acci�n
y resuenas con El.
-
Eres una mujer para quien Dios es tan importante que
quieres entregarte totalmente a este Dios.
-
De veras deseas servir en vez de ser servida y dispuesta
a ser sacudida de tu comodidad.
-
Tienes la capacidad de vivir una vida de soledad y silencio
equilibrada con la vida en una comunidad de un grupo
de mujeres que sienten reverencia por el espacio sagrado.
-
Permitir�s que tu oraci�n (o sea, tu relaci�n
con Dios) se ponga al servicio de las mujeres en su
busca de igualdad, justicia y libertad.
-
Buscas una vida mejor para los ni�os traumatizados
y devastados por la guerra, el hambre, la prostituci�n,
las drogas y el abuso y crees que a trav�s de
la transformaci�n de ti misma en Cristo puedes
ayudar a transformar nuestro mundo en uno donde los
ni�os est�n seguros, coman, y puedan tocar
las estrellas y tocar a Dios.
Entonces,
puede ser que Dios te est� llamando para hacer
esto exactamente, ayud�ndonos a construir un mundo
que fomenta la compasi�n y la reconciliaci�n.
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