2 Maneras de Vivir

Las Hermanas Contemplativas del Buen Pastor pertenecen a una congregación internacional fundada en Anger, Francia, por Santa María Eufrasia Pelletier (1796-1868). Su misión es rezar por las mujeres y los niños, sobre todo los atendidos por

sus Hermanas Apostólicas. En una vida de presencia contemplativa ante Dios y para cada persona, las Hermanas viven en comunidad, y juntas crean un espacio sagrado donde las necesidades de todos se traen al corazón del Pastor. Mientras escuchan la Palabra de Dios y los llantos de sufrimiento de la humanidad, anhelan penetrar el mundo con el silencio que es capaz de ver el cuidado y cariño de Dios para todo y todos. Su sueño es ayudar a construir un mundo que nutre la compasión y la reconciliación.

¿Qué es ser una contemplativa?

Una manera fácil de describirlo es decir, “Es una mirada larga y amorosa a la vida, al universo y a toda la creación en la presencia de Dios que sabemos es el Amor sin límite.” ¿Cómo se manifiesta en la vida diaria? Cuando permitimos que la inmensidad del mar calme nuestros corazones y libere nuestros espíritus y cuando reconocemos que estamos conectados a cada estrella y a cada cara humana, contemplamos el misterio de Dios. Cuando nos sumergimos plenamente en el Evangelio y dejamos que nuestros corazones y mentes sean amoldados por la vida, muerte y resurrección de Cristo, y cuando estamos en una relación íntima con nuestro Dios de amor. Todo esto suena estupendo; en realidad nos rebelamos cuando nos enfrentamos con una realidad que quisiéramos fuese distinta, que nos gustaría modificar, controlar o manipular según nuestras propias ideas, nuestra propia manera de ver las cosas. Para ser una Contemplativa, y todo el mundo tiene dentro de sí mismo la capacidad de serlo, tenemos que llegar a autoconocimiento que asusta y libera a la vez. Tenemos que aprender a entregarnos y ceder ante un Dios al que no comprendemos la mayoría de las veces, ¡pero nos atrevemos a fiarnos! Nos rendimos. Creemos en la Palabra de Dios y cuidamos del mundo de Dios sin buscar nada a cambio. Nos aceptamos a nosotras mismas tal como somos. También somos como tierra revuelta que yace en la espera de las semillas de la transformación, confiadas en que Dios las llevará a florecer en nosotras.

Cada cristiano es llamado por el Evangelio a hacer consciente al mundo de la presencia de Dios, vivo y activo dentro de sí mismos en todas las circunstancias, acontecimiento y situación, no importa lo malo que sea, cuanto dolor trae. Este despertar trae una paz y alegría, una seguridad y bienestar que no puede dar este mundo. Una comunidad contemplativa nutre esta presencia con una vida de oración y estudio, caracterizada por la sencillez y por ayudar a los demás a darse cuenta de la profundidad de su comunión humana en la familia de Dios y en toda la creación. Las comunidades contemplativas creen que una de las maneras ya comprobadas más eficaces de traer el amor y paz de la reconciliación con Dios al mundo es a través de una vocación contemplativa sostenida todos los días por un ritmo de oración, trabajo y descanso. Esta estructura se equilibra con la hospitalidad y bienvenida a los huéspedes y por una voluntad de rezar por y con otros.

La opción preferente de la Congregación por la justicia social y la paz se vive por las Hermanas Contemplativas con una actitud de inclusivismo. Ninguna persona ni preocupación humana está jamás fuera de su alcance e interés, sobre todo aquellos que son atendidos por las Hermanas Apostólicas. La desigualdad de la economía global y las estructuras opresivas que feminizan la pobreza, naciones en guerra y las armas nucleares, son los temas de su trabajo. Además, cualquier que sean las tareas que emprenden, por ejemplo, las tarjetas que crean, modificando los panes que empaquetan o la música que componen, tejen juntas los varios hilos del mundo, siempre pensando en los que se sienten rechazados y solos.

Para solidarizarse con los pobres, las Hermanas Contemplativas se dedican a una variedad de tareas tales como coser vestimentas litúrgicas y mantelería usada en las iglesias, fabricando jabones y golosinas sin aditivos, bordando jerséis, haciendo mantas a ganchillo y empaquetando hostias para las parroquias. También hacen colchas, arreglos florales, coronas, marcos y tarjetas. Todo esto se vende en sus tiendas de regalos y en ferias parroquiales.

El sueño que dirige la acción

En 1825, cuando María Eufrasia Pelletier pensaba en nuevas maneras de hacer renacer la merced tierna de Dios, se le ocurrió que había mujeres que permitían que Dios les hallase y para quienes Dios quería el regalo más grande que se puede dar, una vida íntima y amistosa como la que tuvo Jesús con su Padre. Así nació la visión de María Eufrasia para fundar la rama contemplativa del Buen Pastor.

Santa María Eufrasia tomó a Santa María Magdalena como modelo para su nueva comunidad contemplativa. Esperaba que las Hermanas volcarían sus vidas hacia Dios y los demás. Les urgió a buscar la única cosa necesaria - escuchar, como verdaderas discípulas, las palabras de Jesús. Santa María Eufrasia soñó que igual que María Magdalena fue la primera apóstol de la Resurrección, sus Contemplativas siempre anunciarían a todos el amor de reconciliación de Dios.

Hoy día, las Contemplativas sostienen el sueño de María Eufrasia como una luz en el cielo nocturno. Como ella en 1825, buscamos nuevas maneras de dar a luz y dar vida al cuidado infinito de Dios para todos pero especialmente para las mujeres y niños desechados a la periferia de nuestro mundo dolido. Libremente nos unimos con las mujeres que sufren y los niños mal nutridos y mal servidos y humildemente unimos nuestras súplicas a las suyas para alivio de un Dios de salvación. Mientras mantenemos nuestro espacio sagrado para nutrir nuestra relación con Dios, procuramos entender cómo podemos ser una presencia visible en nuestra iglesia local y ser un signo del cuidado y presencia verdadera de Dios.

Si Tienes Sueños…

  • Leíste el Sueño que dirige nuestra acción y resuenas con El.
  • Eres una mujer para quien Dios es tan importante que quieres entregarte totalmente a este Dios.
  • De veras deseas servir en vez de ser servida y dispuesta a ser sacudida de tu comodidad.
  • Tienes la capacidad de vivir una vida de soledad y silencio equilibrada con la vida en una comunidad de un grupo de mujeres que sienten reverencia por el espacio sagrado.
  • Permitirás que tu oración (o sea, tu relación con Dios) se ponga al servicio de las mujeres en su busca de igualdad, justicia y libertad.
  • Buscas una vida mejor para los niños traumatizados y devastados por la guerra, el hambre, la prostitución, las drogas y el abuso y crees que a través de la transformación de ti misma en Cristo puedes ayudar a transformar nuestro mundo en uno donde los niños estén seguros, coman, y puedan tocar las estrellas y tocar a Dios.

Entonces, puede ser que Dios te esté llamando para hacer esto exactamente, ayudándonos a construir un mundo que fomenta la compasión y la reconciliación.

 
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