HERMANA
JUANITA, HERMANA APOSTÓLICA
Me llamo Hermana Juanita Camacho Labato y soy una Hermana
del Buen Pastor de Gaunajuato, Méjico. Soy la cuarta
de cinco hijos, 3 hermanas y 1 hermano. No estoy segura
lo que me incitó a pensar en hacerme monja, pero
creo que mi familia y el entorno de la parroquia tuvieron
mucho que ver.
Durante
mi niñez, presencié en mi madre su dedicación
a servir a los menos afortunados y con mucha necesidad.
Crecí en un barrio en Guanajuato que era muy pobre.
Mi madre, enfermera, estaba muy involucrada en el trabajo
con las mujeres del barrio que sufrían de varias
enfermedades físicas. También mi madre enseñaba
a los pobres en zonas campesinas sobre cómo dar
primeros auxilios y el catecismo. Así que el servir
siempre formó parte de mi experiencia. A través
del ejemplo, mi madre me enseñó a cuidar
de los demás. A veces, tuve la suerte de acompañar
a mi madre a estos pueblos campesinos.
Mi
familia también tuvo la fortuna de estar dentro
de una parroquia viva y activa. Había cinco sacerdotes
y siete u ocho seminaristas en mi parroquia, La Compañía
de Jesús. Es una parroquia jesuita desde hace doscientos
años. Había sacerdotes jóvenes y
mayores y parecían tan animados y felices. Creo
que me influyeron mucho. Es entonces cuando comencé
a pensar en una vida religiosa. Tenía 14 años.
La
Llamada a la Vida Religiosa
A
los 17 años empecé a pensar nuevamente sobre
una vida religiosa. Decidí ausentarme un semestre
del colegio. Acompañaba a mi madre que visitaba
a los enfermos. En aquel entonces fue cuando conocí
a la Hermana Rosa Virginia, una Hermana del Buen Pastor.
Me invitó a asistir a un grupo de reflexión
para chicas jóvenes que intentaban buscar su lugar
en el mundo (su vocación). No me sentía
obligada a hacerme monja porque asistía a estas
reuniones. En realidad las reuniones no se enfocaban sólo
en hacerte Hermana, sino lo que era más importante,
en descubrir cuál era la llamada de Dios sobre
lo que deberías ser y hacer.
El
Buen Pastor
Había
algo en el Buen Pastor que sentía que me atraía.
Visitaba a las Hermanas durante el verano y en las vacaciones.
Quería saber cómo vivían y qué
hacían. Descubrí que eran mujeres que vivían
en armonía juntas, y que realmente amaban lo que
hacían y su manera de vivir. Estaban tan contentas.
Pasé muchos de mis mejores momentos visitándoles.
Había 12 Hermanas encargadas de una escuela para
niños de campesinos. Rezaba con ellas, les acompañaba
al mercado y participaba en su vida.
Había
una Hermana en particular que me ayudó mucho en
mi proceso decisorio sobre el Buen Pastor. La Hermana
Aurora tomó interés en mí y mi familia.
En mi cultura es muy importante incluir también
a la familia en este proceso. La hermana Aurora sabía
cómo escuchar. Me ayudó a descubrir mis
propios deseos profundos. Después de dos años
de asistir a las reuniones decisorias sentí que
realmente quería hallar mi lugar en este mundo.
Quería comprometerme a cumplir con algo. No quería
que la vida pasara sin hacer nada. Le conté todo
este a la Hermana Aurora y ella surgió que participase
en un retiro decisorio de dos semanas.
La
llamada se hace más fuerte
Basado
en la recomendación de la Hermana Aurora participé
en el retiro decisorio de vocaciones de dos semanas. Fue
una experiencia inolvidable. El tema era “¿A
dónde te llama Dios?” Hablamos sobre la realidad
del mundo y aprendimos que donde sea tu vocación
en la vida, necesitas ser parte en la construcción
del Reino de Dios. Ésta es la llamada más
importante para todo el mundo. ¡Esto, verdaderamente
tocó mi corazón!
Fue
durante este retiro que decidí entrar el Buen Pastor.
Me puse en manos de Dios y me dejé totalmente abierta
para cualquier cosa que Dios me pedía. Me pareció
este tiempo tan especial. Un verdadero regalo. Una experiencia
en el desierto. Dios me llevó al desierto y fue
allí donde Dios habló con mi corazón.
Me sentí muy liberada.
La
Hermana Juanita hoy
Desde
que entré en las Hermanas del Buen Pastor en 1992,
participé en varios ministerios en Méjico
y también en El Paso, Tejas. Como Hermana del Buen
Pastor nuestra misión es seguir a Jesús,
el Buen Pastor - dejando a las otras 99 pastando
en la colina para ir en búsqueda de esa una que
nos necesita.
La
Hermana Juanita hizo sus votos finales el 11 de enero,
2003 en Guanajuato, Méjico - en su pueblo
natal en la Parroquia de la Compañía.
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